Ya en Almería...

Salimos de Esparreguera hacia Al Sur sobre las 6'00h de la madrugada, y tras varias paradas (obligadas unas, otras no tanto...) hemos llegado a Sorbas (Almería) sobre las 15'00h. Cansados. Ha sido un viaje durillo, demasiada tensión, demasiada gente con la misma idea que nosotros, ir a su lugar de vacaciones y llegar lo antes posible, y a ser posible, bien. Lo mejor es que podemos empezar a disfrutar de nuestros días de descanso, que falta nos hace, por lo menos a mí... Este pueblo almeriense es conocido como la Cuenca Chica por sus casas también colgadas, se encuentra en las estribaciones de la Sierra de Filabres, en pleno desierto de Almería, y es también conocido por su innumerables cuevas en Karts. La zona es un paraiso de la espeleología.

En cuanto he llegado, lo principal ha sido instalarse, y tras eso, tenía unas ganas tremendas de salir con la bici, a pesar del cansancio y de la calor que hacía. Esto es un infierno, a las 18'00h de la tarde, el termómetro marcaba más de 35 grados. Aún así decido salir. Cojo la flaca, y la ruta ya la tenía decidida: quería subir el Puerto de la Virgen, situado a la salida de Uleila del Campo, población vecina al pueblo en el que estoy, Sorbas. De Sorbas a Uleila hay aproximadamente unos 17 km, que van picando hacia arriba, con constantes sube y bajas, producto de lo abrupto de la geografia. El piso es genial, recien asfaltado y el aire que llevo de culo, pues aún favorece más mi avance, avance que por otro lado es más cómodo de lo habitual. A pesar de lo que quema el sol, y los problemas de deshidratación que suelo tener no me siento mal, sino todo lo contrario, hacia tiempo que no tenía este tipo de sensaciones tan positivas. El ponerte de pie y notar como aumentas el rítmo, que avanzas mucho, y las pulsaciones apenas lo notan, perfecto. Llego a Uleila y allí cojo el desvío con dirección a Cantoria, para atravesar el cerro de la Virgen. Desde lejos ya puedes ver lo que te espera, puesto que por la aridez del territorio, se aprecia como la carretera serpentea una y otra vez y va ganando altura hasta que desaparece en un extremo, casi en la cima. Empiezo el puerto con un rítmo vivo, pero con mucho, mucho, muchísimo respeto. Hace mucho que no cojo la bici con regularidad, y menos para subir un puerto, que aunque no es de los más duros, es largo, más de 10 km. A esto se une otro handicap, la bici que he traido, es mi alkon de ruta, y tiene como desarrollo mínimo un 42x23. Es un desarrollo de otra época, y no es que no lo pueda mover, si que puedo, pero tengo miedo de pagarlo después como me suele pasar cuando no estoy bien... Por el momento voy subiendo y disfrutando por que a pesar de que me voy poniendo de pie, tengo super controlado el pulso, y lo bueno de todo es que lo mantengo sin problemas, es más por momentos me permito el lujo de apretar y decelerar en función de los porcentajes. Esto puede parecer un detalle sin importancia, pero hacía meses que no tenía este tipo de sensaciones subiendo. De hecho las he tenido pocas veces, y en este puerto ha sido en uno de ellos donde más he disfrutado en bicicleta, haciendo series (que buen verano aquel del 97, y lo que ha llovido). Con todo esto, voy subiendo, y tengo que reconocer que al final lo he pasado un poquillo mal, pero he coronado sin problemas. La vuelta, pues ha estado bien, luchando contra un viento lateral, circunstancia habitual aquí a esas horas, y teniendo que hacer una parada obligatoria para coger agua, puesto que estaba seco y aquí eso puede ser peligroso... Al final 52 km en un par de horillas, no es para tirar cohetes, pero me quedo con lo bien que me lo he pasado subiendo, como hacía tiempo que no lo hacía.

Viendo mi estado de forma, empieza a dudar que el jueves podamos escalar Velefique y Calar Alto, al menos yo y sobretodo por los desarrollos con los que me he presentado aquí. De momento, mañana ya tengo preparada otra rutita interesante, de esas que me gustan hacer cuando estoy por aquí... Os mantengo informados.